El apostol del Gadis

El mendigo del super me lo dijo ayer por la mañana: "Yo soy curandero, que hoy en día está muy desprestigiado. Pero en dos segundos sé lo que le pasa a una persona." Me dió un mini-masaje en el cuello con su mano mugrienta y a continuación, mirándome a los ojos me dijo: "Tú andas perdida, pero ya encontrarás tu camino. Lo mejor es viajar y olvidarse del dinero".
Ya.

jueves, 28 de octubre de 2010

LA VENUS VUELVE A CASA


Volví a casa tres veces.

No soy una oveja descarriada, ni me dedico a viajar. Tampoco he sido una hija que matara a disgustos a sus padres escapándose de casa. De hecho, creo que he tenido  (y tengo) una existencia social que ha pasado sin pena ni gloria. Cuando quise cambiar eso pensé en el voluntariado y en una arranque místico concerté una cita para que me informaran. Podéis imaginar que no llegó a más. El arranque místico quedó neutralizado con la expectativa de hacer un bien social y trabajar. Todo quedó en un par de días repartiendo publicidad en la boca del metro… pero eso ya es otra historia.

Volviendo al tema principal: En la vida se pueden tener varias casas a las que ir y volver, pero suele haber una de referencia. En mi caso, es la de mis padres. Y es esa casa a la que me refiero en el título.

Estoy en casa de mis padres y a veces dudo si alguna vez dejé de estar y soñé esas idas y venidas; O si por el contrario estoy aquí pasando una temporada de retiro. Para mi familia, claramente he vuelto. Aunque mi abuela afirma que estoy presente de cuerpo y ausente de espíritu, he vuelto y soy La Venus de la infancia pero con la pequeña incomodidad de que ahora abulto más. Soy la versión beta de la otra Venus. Ésta parece que nunca estudió y es mucho más contestona. Es lo que tiene el vivir una segunda adolescencia, que también puedes salirles a tus padres rana: “¡a esta niña no se la puede hablar!” “Pero bueno, que pasa, ¿ahora te vas a encerrar en tu habitación?” “Hija mía, no haces más que hablar por teléfono” Y tiene sentido, porque ya no hay hueco para mis nuevas manías hogareñas arrastradas de una y de otra casa. Tampoco es fácil si se piensa en que no hay tiempo ni espacio para sumergirse en Internet sin tener a tus padres a unos diez centímetros de tu espalda. Cuando ya no controlas tu mismo lo que comes, ni lo que duermes y cada movimiento es un acontecimiento familiar con repercusión a otros núcleos familiares…

En cualquier caso, lo que no tengo muy claro es como debería salir uno después de ir y volver al más allá tres veces. Los regresos sucesivos demuestran que sí existen las apariciones. Al menos yo me siento en un estado fantasmal.

El primero fue la vuelta después de vivir casi un año en otro país. Volví porque no debía trabajar hasta acabar íntegramente la carrera. Como tampoco habría podido subsistir un mes más fuera del hogar (es difícil cuando no se trabaja) volví. Fue traumático.

El segundo regreso, fue literalmente dramático. Aparecí un día en casa llorando y les dije a mis padres:
-Me vuelvo
Esto era por iniciativa propia (tampoco tenía trabajo). Pero lo que no sabía era que al día siguiente me tocaría desmantelar mi segundo hogar en tiempo record, para seguidamente comprimirlo en cuatro cajas, las cuales desaparecieron en el trastero de mi hermana. El trauma también fue de categoría, sobre todo por el peso de otras historias.

El tercero, no podría contabilizarse en el tiempo ni en el espacio por mi estado espectral. Pero para mí cuenta como cualquiera de los otros dos. La ida empezó como empiezan todas las vacaciones. Después ya no eran vacaciones (me quedé sin trabajo) y se convirtió en un viaje. Y el viaje en camino espiritual hacia la felicidad. De esta forma tan sencilla, su casa la vivía como mía también y dejé de verle el sentido a la vuelta. Pero no tenía trabajo y volví.

Últimamente pienso mucho en mi casa.

Practico la bilocación cuando puedo (gracias Iker por aportar ese fenómeno a mi vida) o al menos me entreno. Quiero estar preparada en esta materia para empezar a montar mi casa en la dimensión astral que me reserve. El trabajo con sus salarios de mierda anti-emancipación ya no me preocupa: Para cuando lo encuentre, la sociedad habrá entendido la importancia espiritual de la existencia y seremos todos ascetas.
Aun así… echo de menos sentirme libre.


Próximo capítulo: Currupipis y cacatúas, La Venus no se ubica.