El apostol del Gadis

El mendigo del super me lo dijo ayer por la mañana: "Yo soy curandero, que hoy en día está muy desprestigiado. Pero en dos segundos sé lo que le pasa a una persona." Me dió un mini-masaje en el cuello con su mano mugrienta y a continuación, mirándome a los ojos me dijo: "Tú andas perdida, pero ya encontrarás tu camino. Lo mejor es viajar y olvidarse del dinero".
Ya.

viernes, 12 de noviembre de 2010

CULTURA CALLEJERA REPARTIENDO PAPELOTES

Hace frío y no me da la gana quedarme en camiseta. Estuve parte de la mañana recorriendo las tiendas de la zona para dejar montañas de papelotes de propaganda, y ya no sé que calle me queda, así que, he decidido quedarme en el corazón del área de acción: la boca de metro. El abrigo no me lo quito y la bufanda menos. Así que no queda otra que ponerse la camiseta por fuera, que, al fin y al cabo, parece hecha para eso por el tamaño. Tengo aspecto de cono luminoso, como esos que se utilizan para balizar las carreteras, y efectivamente, llamo la atención. Creo que si fuera disfrazada de osito gigante llamaría la atención igual, con la ventaja de que nadie me vería la cara. Pero soy fuerte. Por dios, que no me encuentre a nadie…
El ambiente mañanero es entrañable. Al menos noto cierta simpatía entre el personal: “¡Niña, ponte al sol que te pasmas!” “¿Ties fuego?” “¿Y esto, queda por aquí cerca?” Ancianos, yonkis tranquilos sentados en los bancos, la quiosquera más maja que maja, los grupos de africanas entrando y saliendo del metro…Un dato curioso, de todas las señoras que ayudé a bajar el carrito de la compra a rebosar por las escaleras del metro, la mayoría eran hispanas. Lo que llamaría yo una estadística a pie de calle, datos de campo, como dirían en mi escuela. Y como diría en cualquier otra situación, el puro aburrimiento te hace contar las cosas más estúpidas.
Pero a la mañana le sigue la tarde, y en estas épocas del año, anochece pronto. Para mí, y mis alrededores, no hay problema: la calle sigue iluminada ¡qué pasada de camiseta! Pero sin sol, el aire está más frío y, ¡Qué carajo, es que hace más aire! Así que, más por el clima que por las bolsas de papelotes interminables, me pongo en situación: por aquí no pasa ni dios sin llevar cuatro papeles de los míos en las manos.
Con música follonera es más fácil endosarlos a los mismos que pasan dos y tres veces por la plaza. “Sí, ya te conozco ¿y qué?” Que sale gente del metro, a por ellos. Que el metro queda seco, a por la gente que cruza. Que me llueve una nube de polvo de mármol de la obra, a sumergirse en ella que ahí la gente se agarran a lo que sea.
La cosa comienza a ponerse complicada: empieza a llegar gente para tomar cañas. Miro a los yonkis y veo los mismos de por la mañana, tranquilos. Hay chavales que han quedado en la boca del metro (malditos)...gays culturetas y michinos, que no me cogen los papeles “Si ya lo sé, hombre, si yo también estoy concienciada contra este tipo de propaganda, pero…por un día…tampoco pasa nada…Guapo, guapo, grima, simpática, ¡Qué educada es la gente! Y casi nadie tira los papeles al suelo, flipo con la conciencia ciudadana, para que luego diga la televisión…hooolaaaa moreno….qué guapo ese gitano…. ¿qué, que dice? ¡Ah, qué me lo dice a mi!” Me quito los cascos.
-¡Degcansa un poco!
-Buf, ¡qué dices! Lo que quiero es acabar…
-¿Cómo te llamas?
-Soy La Venus
-Hola (dos besos)
“Joder, que gitano más educado. Y bien vestido, este hombre tiene pelas…”
-Y ¿Llevas todo el día?
-Si.
-Yo hago figuras con alambre. ¿Te hago una?
-Eeeeeh….peeeroooo…mira, yo no tengo pelas... - momento solidario - ¿cuesta poco?
-Por un euro te hago tu nombre
-Vale - Un euro, por lo menos es un euro… ¡joder, un euro!…bueno, a ver, es un euro…
-¡Oye!
-¿Si?
-¿No tendrás un porro?
Lo último: la imagen de fumar un porro en el trabajo, con el gitano guapo, en la boca de metro, con la camiseta luminosa, con la nube de  polvo de la obra, de noche, con los yonkis, con la gente que viene muy mona a tomarse sus cañas, con el frío y con la angustia de encontrarme con alguien conocido con semejante aspecto ¿qué si yo tengo un porro? ¿Tendré aspecto de fumar porros?
Acabó mi nombre con un corazón muy grande, a modo de plataforma, quedando La Venus en el aire. ¡Qué bien! Me vuelvo a casa con el corazón en el bolsillo y sin que nadie se dé cuenta: llevo puesto mi abrigo negro.

Próximo capítulo: El pingüino de Mateus.

No hay comentarios: