El apostol del Gadis

El mendigo del super me lo dijo ayer por la mañana: "Yo soy curandero, que hoy en día está muy desprestigiado. Pero en dos segundos sé lo que le pasa a una persona." Me dió un mini-masaje en el cuello con su mano mugrienta y a continuación, mirándome a los ojos me dijo: "Tú andas perdida, pero ya encontrarás tu camino. Lo mejor es viajar y olvidarse del dinero".
Ya.

jueves, 14 de octubre de 2010

Hola, soy la Venus y busco trabajo

Esta combinación me suena a puta, pero es cierta. La podría adornar, ignorar o incluso darla la vuelta: Busco trabajo…¡Soy La Venus! (¡Qué ridículo!) En cualquier caso me desagrada como me desagrada pensar que, sin ser puta, me tocará trabajar en la calle.

Me digo La Venus porque todos me lo dicen. A mi no me importa, al fin y al cabo, así es como me llamo: Venus. El nombre existe como tal. De hecho, una conocida de mis abuelos también se llama así y (no sé si por broma del grandísimo o por esas ironías inexplicables de la vida) la mujer es feísima. Tan fea que los gemelos más picieros del pueblo quedaban petrificados cuando salía ella a regañarles. Y tan, tan fea, que me amargó la infancia porque pensaba que el nombre y la feúra eran causa y consecuencia. Algo me queda de esa vieja superstición, y a veces pienso que tampoco sería tan extraño que me cayera un castigo por llevar por delante un nombre así de osado. Dios dirá.

Me gustaría describiros mi vida, pero hace tiempo que se ha vuelto compleja. Explicar todas las amargas (y no amargas) tramas que me llevaron a este punto me resulta casi imposible. Estoy desorientada. Por eso, dejadme que me detenga y reflexione… el otro día descubrí que para las mentes simples, mi punto es tan lógico como sencillo. Esto me aturde más todavía, debo ser algo tonta y no consigo ver nada claro. No encuentro el final del hilo, ni el principio y termino cayendo en el caos de caminos que tomé y no acabé. Por esa razón me limitaré a contar capítulos y el que pueda, que los mezcle como las plantas se mezclan en un jardín, a gusto del creador (en este caso, del lector).

Próximo capítulo: La Venus y la tienda amarilla de arreglos.

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